III DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD.
FIESTA DE LOS SANTOS INOCENTES
28 de diciembre de 2019.
TIEMPO DE NAVIDAD. CICLO A
¡Paz y bien!

Evangelio según san Mateo 2, 13-18.

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes;
es Raquel que llora por sus hijos
y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».



    Hoy, sin duda alguna, es un día para la reflexión, dentro de este marco de Navidad donde estamos celebrando el nacimiento y la venida al mundo de la Vida en su sentido más pleno.

    Digo que es un día para la reflexión porque en el evangelio que nos narra san Mateo, en el día de hoy, asistimos a la muerte de tantos y tantos inocentes, simplemente por el hecho de ser niños, que deberíamos plantearnos por qué, aún hoy, siguen muriendo en medio de nuestro mundo tantos inocentes simplemente por el hecho de existir.

    Enmarquemos este relato. Herodes decide matar a todos los niños menores de dos años porque tiene miedo de que ese tal Jesús que había nacido le quitase el trono puesto que de él se decía que había venido al mundo a reinar. Simplemente por codicia, vanidad y un miedo a perder el poder, Herodes decide matar a quienes hoy podemos considerar los primeros mártires de la historia, estos niños inocentes. Por eso debemos plantearnos en el día de hoy: ¿cuántos inocentes están muriendo en nuestro mundo a causa de la arrogancia, de la vanidad, de la falta de amor, del ego desmedido, etc. no solo de los gobernantes sino de todos y cada uno de nosotros?

¿Cuántas personas sufren, aún hoy, persecución por sus creencias religiosas sean de la índole que sean?  El martirio no solo es cosa del pasado, también en estos momentos nos encontramos con mártires de la fe, bien porque están en países que persiguen a los cristianos por no profesar la religión oficial, bien porque en la sociedad en la que viven se sienten perseguidos, sin llegar a la muerte, pero sí son agobiados, despreciados, vilipendiados… por manifestar públicamente su fe. No hace falta irnos a lugares lejanos, quizá nosotros mismos hemos sufrido esa “persecución”, ese “martirio”, cuando hemos convivido con gente que desprecia nuestras creencias, o que incluso no las respeta, queriendo imponer como única verdad, su verdad, su verdad atea, su verdad agnóstica… sin respetar nuestra verdad, la Verdad.

O… también nosotros hemos dado de lado a aquellos que distan mucho de nuestras creencias y modo de pensar.

Hoy puede ser un buen día para pensar en esas personas que sufren persecución, o incluso martirio. Para que nos demos cuenta que esta lacra del odio y de la persecución tienen que acabar de una vez para siempre.

Tenemos que vivir en la Luz, como dice san Juan en la primera lectura del día de hoy. Vivir en la luz significa vivir en Cristo. Vivir en Cristo es sinónimo de amar a los demás, de acoger y comprender a los que viven a nuestro lado. Es sinónimo de ser vida para los que nos rodean.

RECUERDA:
1.- ¿Me siento perseguido por mi fe?
2.- ¿Yo también persigo a aquellos que no creen en lo que creo yo?
3.- ¿vivo en la Luz que es el mismo Cristo que se ha hecho hombre para nuestra salvación?

¡FELIZ NAVIDAD!

Hilario Javier