VIII DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD.
1 de enero de 2020.
SOLEMINIDAD DE LA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS.
53ª JORNADA MUNDIAL POR LA PAZ.
TIEMPO DE NAVIDAD - CICLO A - AÑO PAR
¡Paz y bien!
Evangelio según san Lucas 2, 16-21.
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Hoy, tenemos la suerte de poder comenzar un año nuevo. Es una suerte poder comenzar un nuevo camino en el que lograr ser mejores personas y mejores portadores del AMOR y la PAZ de Cristo.
Pero no estamos solos para llevar a cabo esta empresa y la Iglesia nos lo recuerda con la solemnidad que estamos celebrando en el día de hoy. Mientras la sociedad celebra, y nosotros con ella, el primer día de este nuevo año, nosotros, además, también, tenemos la suerte de dedicarle este día a nuestra Madre, la Virgen María y celebrarla como la Madre de Dios.
Ella como madre debe ser para nosotros, también, un ejemplo de Fe, Fidelidad y Entrega a la Palabra del Señor. Y eso es lo que se pone de manifiesto en el Evangelio de hoy con la afirmación bellísima de san Juan: “Conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”.
El evangelista trata de poner de manifiesto la humildad y la obediencia de la Virgen María, totalmente disponible frente a la voluntad de Dios. Bien se puede pensar que la Virgen María fue adentrándose poco a poco en la voluntad de Dios, en lo que era el plan divino para su vida y que implicaba su misión, como Madre de Dios. Tampoco vamos a pensar que esta actitud frente haya sido cosa espontánea de la Virgen María, sino más bien, el efecto de la acción del Espíritu Santo que actuaba en su interior.
Por eso podemos afirmar que María, además de madre nuestra, es también MAESTRA DE FE Y ENTREGA. Porque poco a poco fue configurándose con Cristo para hacer siempre, como dijo el día de la Anunciación: “Hágase en mí según tu Palabra”. Pero ¿y nosotros, también, actuamos con María en relación a Dios? ¿Estamos siempre totalmente disponibles a su Palabra?
Gracias a esta disponibilidad vemos como la fe de la Virgen María va creciendo en la medida en que Ella se abandona totalmente a las inspiraciones del Espíritu Santo. Por parte de la Virgen María notamos que en ningún momento aparece una actitud de reserva ante la acción del Espíritu Santo. La actitud de la Virgen María es la de una entrega total al plan de Dios, tal como Ella que, conservaba todas estas cosas, las va meditando en su corazón y profundizando en el significado de la voluntad de Dios.
Esta actitud de total docilidad al plan de Dios, de entrega incondicional a la voluntad de Dios, es la que ha hecho posible que Dios pueda llevar a cabo su obra, la obra más maravillosa de la creación, hasta el punto de conseguir hacer de la Virgen María la Madre de Dios.
Por eso os propongo que, en este año, que hoy comenzamos, la tengamos siempre presente en nuestra vida como esa Madre que siempre va a interceder por nosotros ante su Hijo, Dios, para que logremos alcanzar en nuestra vida su presencia y con nuestras obras hagamos que, aquellos que nos rodean, también, la alcancen.
¡Feliz día de nuestra Madre!
RECUERDA:
1.- ¿Estoy disponible como María para hacer la voluntad de Dios?
2.- ¿Me mueve la oración y la Palabra de Dios a entregarme a su voluntad y a guardar todos sus mandatos en mi corazón?
3.- ¿Llegaré a decirle a Dios con total entrega: ”Hágase en mí, según tu Palabra”?
¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!
¡FELIZ NAVIDAD!
Hilario Javier